Aún de pie

Todos tenemos una historia que contar, algunos con menos sufrimientos que otros, pero en resumen se llama «experiencia de vida». Es difícil ser el hermano (a) mayor, claro que sí!, sobre él o ella recae toda la inexperiencia de nuestros progenitores en su rol de padres, hasta podría afirmar que ellos son los «conejillos de india». Gracias al hermano mayor, los padres ya adquirieron experiencia para los demás hijos que vienen en camino. Pedro García, el hermano mayor de 4 hermanos, terminó la secundaria a los 18 años y estudió para Técnico Dental en la ciudad de Lima, después de terminar su carrera, regresó a la ciudad de Yurimaguas donde tuvo de asumir una responsabilidad familiar, probablemente no estaba preparado a sus 21 años, pero una enfermedad degenerativa atacó a su padre y tenía que apoyar a su familia por una temporada. Después de 13 años en la ciudad de Yurimaguas enrumbó a la ciudad de Lagunas, para escribir una nueva historia de vida. A sus 34 años conoció a una mujer, 18 años menor que él, se enamoraron y aunque corría el riesgo de meterse en problemas con la justicia, contaba con el consentimiento de los padres de la menor para continuar la relación. Tuvieron 3 hijos, pero no fue hasta el 2013 que la vida realmente le pone una prueba grande para descubrir su fortaleza y sabiduría. A sus 40 años regresó a la ciudad de Yurimaguas con sus 3 retoños de 5, 2 y 1 año de edad, porque la madre de sus hijos, le abandonó para comenzar una relación en la ciudad de Trujillo con otro hombre. 
Con la mente desubicada, confundido y sin saber que hacer pidió ayuda a la única mujer que le demostró amor incondicional «su madre», quien al ver a su hijo con sus 3 pequeños, tuvo que asumir el rol de abuela y madre, momento exacto en que el egoísmo y celos empezó a florecer en la pareja de la abuela y otra sería la historia para ella. 
Viendo la realidad de la situación, César García, el segundo de sus hermanos, le ofreció construir una pequeña casa en la calle Tujano para que viviera él con sus 3 hijos, con la única condición de cuidar sus terrenos y trabajarlo juntos. 
Al tercer año de su desaparición, en el 2016, la madre de los pequeños reaparece, pero no por su propia voluntad, sino porque Pedro García le hizo una denuncia de alimentos, ganando el proceso de manutención, pero al no cumplir con el pago establecido por el fiscal, le denuncia nuevamente en el año 2018, por omisión de asistencia familiar. 
En noviembre del 2016, un accidente en moto, le sorprende dejándolo cojo, una prueba más para decaer o mirar hacia adelante. 
Pasó 9 años viviendo en la calle Tujano, después Pedro García acompañado de sus 3 hijos se mudaron a la casa de su madre en la calle Samuel Fritz sin pensar que al cambiarse de casa comenzaría un calvario para él, su madre y sus hermanos. 
06 de Julio del 2022, Pedro García es denunciado por la madre de sus hijos por “Violación, tocamientos indebidos, desprotección y violencia familiar” para los 3 niños. 
Desde esa fecha los niños se quedaron a cargo de su madre, con la única diferencia que ya crecieron y tenían 14, 11 y 10 años de edad. Por supuesto, toda la familia quedó destrozada, pero no dudó en apoyarlo en ese proceso, toda vez que la ley establece lo siguiente: «toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario», y así fue, después de más de 2 años de múltiples reuniones con fiscales, abogados, policías, doctores, psicólogos, la justicia no encontró daño alguno para declararlo culpable de todo lo imputado. 
Probablemente la justicia no encontró ningún daño físico, pero definitivamente el daño emocional que ocasionó la madre al abandonarlos en su niñez fue incalculable, quitándole el derecho a su hija mayor de vivir una infancia plena, porque a su corta edad tenía que ayudar a su padre en el cuido de sus hermanos menores. 
Y aunque parece que las historias familiares van dando vuelta, la hija mayor a sus 15 años de edad, se enamoró y tuvo a su primera hija en octubre del 2023. 
Ahora bien, cuestionar a Pedro García si fue o no un buen padre y ejemplo de sus hijos, eso lo dejo al criterio de cada persona que convivió los 3285 días con él a partir del 2013, sobre todo quedará en su propia conciencia lo mucho, poco o nada que hizo por su generación, pero no olvidemos que la infancia es el pilar que define la adultez y una madre que dice querer a sus hijos, cuida la salud mental de sus descendientes, más que su propia vida, incluso si no quiere tener una relación con el padre.

Redactado: 18/01/25

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